miércoles, 6 de enero de 2016

Despedida de un anónimo

  
       No soy nadie, y nunca seré nadie. Al menos, a este lado. Apenas tengo posesiones que atesorar. Y ya que hace mucho que nadie me resulta interesante, no hay en mi vida ningún vínculo afectivo que me una a otro ser vivo. No obstante, aún hay una duda frente a lo que se planta ante mí. Quizás sea comprensible, pese a todo, debido al miedo a que todo termine de manera funesta. Cruzar significa, sin lugar a dudas enfrentarse al futuro más incierto que me pueda imaginar. Pero lo voy a hacer. Creo que ya lo tenía claro cuando empecé a escribir. Al fin y al cabo esto es como una carta de despedida. Adiós mundo cruel y todo eso, ¿no? Sí. Ese es el propósito de estas líneas que quizás nunca nadie llegue a leer. Pero que aquí queden antes de que abandone este lugar para siempre, y cruce. Cruzaré el portal que hace tan solo unos minutos se abrió ante mis incrédulos ojos. Una energía amarilla y aparentemente circular, de unos dos metros de diámetro, aunque algo irregular, y de forma casi cónica. Con el lado menos ancho hacia atrás, entre mi sofá y mi televisor. Sobre él aparecieron después unos extraños símbolos dorados, que se difuminaron lentamente hasta desaparecer en cuanto los leí. No conocía la escritura, ni me consta que exista ninguna parecida en este planeta, pero de algún modo pude entender su significado: “Atraviesa este portal, si tienes valor. Atraviésalo tú que has sido seleccionado”.

En cuanto termine de escribir caminaré hasta desaparecer. Con miedo pero sin pesar. Donde sea que me lleve no importa mucho. Adiós mundo cruel.



02/01/2016

Iván Lus



Puedes seguirme en:





*Cuento contigo para alcanzar mis sueños.*

No hay comentarios:

Publicar un comentario