jueves, 21 de enero de 2016

Invisible

     Allí estaba ella, rodeada de los llantos de sus seres amados, y de la tristeza de sus conocidos. Allí estaba ella recibiendo los abrazos de los cuentos de su vida, breve pero intensa. Allí estaba ella, con temor al futuro incierto que la aguardaba, un alma en pena. Allí estaba ella, tranquila. Y, ¿por qué no iba a estar tranquila en su propio funeral? Después de todo nadie podía verla. ¿Quizás porque nadie quería verla?



12/11/2015
Iván Lus

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