Siempre soñé con esto para mí. Y
aunque no lo conseguí para mí mismo, lo logré para mi hijo. Ante nuestros ojos
se alza esta grandiosa escuela de sueños, espléndida, para guiar la imaginación
del orgullo de mi vida. Un niño, aún, pero que algún día dejará atrás su
inocente sonrisa para triunfar donde su padre no fue capaz. Un niño, aún, pero
que algún día estará a la altura de su nombre. Máximo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario