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Señores y criaturas, hemos vuelto por fin de la publicidad. Por si alguien no
es de este Universo o se ha pasado los últimos mil años criogenizado, yo soy
Slando Dune, el mejor comentador de deportes violentos, de deportes de verdad,
y estoy aquí, acompañado por mi colega Durado “Sexto” Siluro y el famoso
gladiador rakiense Ork, retransmitiendo en directo desde el Dark Colosseum para
todos los sistemas importantes de esta galaxia. Recuerden si no pueden
sintonizarnos no son nadie.
Slando
Dune era un kaniano. De una de las lunas del planeta Kano. Más concretamente de
Kano Beta. Atractivo, según los estándares de su especie. Su piel escamosa era
de un color marrón muy claro y con manchas negras. En su cabeza triangular,
destacaban su dos grandes ojos negros. Y las dos gruesas antenas del color de
su piel, le caían elegantemente por detrás de la cabeza y sobre los hombros. En
el resto del cuerpo, a excepción de las manos, su especie no se diferencia
mucho de los humanos, son altos y delgados. Dos brazos y dos piernas. Pero sus
manos tienen solamente tres dedos.
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Asi es Dune. - Dijo Siluro. - Y para los que sí pueden vernos, es ya hora del
combate más esperado de hoy. El campeón, el más brutal y despiadado rakiense,
Let’ón, ha desafiado a un aspirante del que no sabemos casi nada.
Durado
“Sexto” Siluro. El sexto Durado de un famoso linaje de Siluros. Y el primero de
todos ellos que decidió apartarse de la sangrienta política de su planeta
natal, Enora. Para hacerlo tuvo que encargar el asesinato de todos sus
parientes vivos. Y como era el heredero de una gran fortuna pudo librarse de la
condena pagando una multa. Al contrario que su compañero de trabajo, Sexto era
un glotón obeso y enorme de piel roja. Era casi imposible saber donte terminaba
su cara y donde comenzaba su grasiento cuerpo invertebrado. Los enoranos
constan de cuatro patas-brazos que les salen de la espalda, midiendo más de metro
y medio cada una, y son más parecidos a colas que a brazos en realidad. Otra
cosa curiosa de los enoranos son sus ojos, similares a los de los insectos.
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Cierto. Un desafio completamente inesperado. Pero hay que decir que este nuevo
luchador arrastra consigo todo tipo de rumores. Ya que no conocemos su nombre
le llamaremos Gul. Es el último de su planeta. Aquí es donde empieza lo
interesante. Dicen que fue él el que se cargó a todos los guls en una sola
noche. Y tan sólo con una espada.
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Creo que hay historias mejores sobre él. Dicen que apostó su propia vida a que
sus seres queridos le insultaban después de muerto. Para comprobarlo se quitó
la vida. Sus familiares le enterraron según unos ritos funerarios que él
siempre había considerado absurdos y denigrantes. Asique en mitad de todo aquel
tinglado rompió el ataúd y mató a todos los presentes a puñetazos. Luego
recuperó su espada y nunca más la soltó. Ni siquiera los guardias a los que se
entregó se atrevieron a quitársela. ¿Tú que opinas Ork?¿Podrá éste misterioso
asesino de masas con el más grande guerrero de todos los sistemas de Rak, tu
hermano Let’ón?
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No.
Ork,
como todos los rakienses, tiene una piel de color verde oscuro. Son una especie
anfibia, aunque no pasan mucho tiempo en los mares. Tienen agallas en el cuello
y en las axilas. Son un pueblo guerrero y conquistador. Todos son muy altos y
robustos, y muy agresivos. Sus ojos ojos son totalmente negros y grandes. Muy
parecidos a los ojos de los kanianos. De hecho sus especies estaban emparentadas,
quizás hasta fueron una sola especie hace algunos millones de años. Sus antenas
son parecidas también aunque tienen más de dos. Normalmente entre seis y diez,
de colores que varían entre el negro, el verde, el rojo, el azul o el blanco.
Cuantas más y más largas mejor. Ork tenía nueve, oscuras como el azabache, y, más
largas que las de Slando Dune, le llegaban hasta la cintura. En la cultura de
los rakienses, los pertenecientes a familias nobles suelen llevar poca ropa,
excepto en las batallas. La mayoría de las veces no visten más que un
taparrabos de cuero y unos cinturones atados al torso, al cual corgar sus
medallas por delante y sus armas a la espalda.
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Una muy elocuente opinión amigo Ork. - dijo entre risas Dune.
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Y por fin salen ambos a la arena. Gul lleva una capa bastante desgarrada, negra
por dentro y roja por fuera, con capucha. Vaya, parece que no vamos a poder
verle la cara al aspirante. Dime Dune, ¿estoy viendo bien?¿Lleva Gul una cadena
enroscada alrededor de su torso y del brazo derecho, unida a la empuñadura de
la espada?
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Parece que sí. Supongo que no quiere perder una espada tan grande. Parece muy
pesada para alguien bastante pequeño y delgado. Yo no apostaría por este tipo.
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Yo tampoco Slando, yo tampoco. Me informan del estado de las apuestas por el
auricular. Parece que nadie en todo el estadio apuesta por el nuevo. Las
apuestas están quinientos a uno. Bueno quizás me replanteo hacer una pequeña
apuesta por él… si por algún milagro ganase podría hacerme rico.
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No creo que eso pase nunca. El campeón parece que lleva su mejor armadura.
Compuesta de astinum azul y equipada con un escudo de energía de última
generación en el brazo izquierdo y una pistola de plasma en el hombro derecho.
Reforzada en brazos y piernas, y con un casco dotado de un visor cibernético.
Su espada de dos hojas paralelas puede cortar una montaña en dos. No hay quien
pueda con ese monstruo.
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Antes de repasar las reglas de lo que parece que va a ser un breve combate, les
recordamos que éste evento está patrocinado por Industrias Banaki. Si buscas
una nave, encárgasela a ellos o acabarás despedazado en algún agujero negro.
Ahora dime Dune, ¿cuáles son las reglas del combate?
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¡¡Noooooooooooooooo haaaaaaaaaaaaaaay reeeeeeeeeeeeeeeeeglaaaaaaaas!!
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¡No hay reglas!¡No hay reglas! - gritó Sexto Siluro para corear a su compañero.
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¡Qué comienze el combate! - gritó Slando Dune, y todo el público del Dark
Colosseum repitió el famoso grito de su comentarista de deportes preferido,
exhaltados y llenos de júbilo ante la expectativa de una gran pelea a muerte.
Slando
apretó un botón, haciendo sonar una potente sirena que podía oirse a varios kilómetros
del estadio más grande construido jamás en la galaxia. Así dio comienzo la
lucha y ambos contendientes se pusieron en guardia. Siluro se encargaba de
narrar el combate.
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Let’ón comienza dando sablazos con su original espada, pero no parece que a Gul
le moleste demasiado. Esquiva todos los ataques de su rival sin ningún
problema. Quizás no esté interesado en pelear. Pero el campeón le empuja con su
escudo de energía y aunque no consigue derribarlo, le ha separado lo suficiente
como para disparar, comodamente desde la distancia, su pistola de plasma. Un
disparo tras otro, Gul los para con su espada mientras corre alrededor Let’ón
buscando un punto débil o una forma de acercarse más a él. Desde aquí, en lo más
alto del estadio podemos oir los gritos y gruñidos de frustración del enorme
rakiense al no pocer hacer blanco con sus disparos. Si continúa así, pronto
agotará la energía de su arma y tendrá que pelear cuerpo a cuerpo. ¿Conseguirá
aguantar el misterioso último superviviente del pequeño planeta Gul? Sin duda
lo lograría se bebiese SUL, la bebida de energética de los campeones. La
única bebida que te hará incansable. Let’ón ha dejado de disparar, pero apostaría
a que se ha guardado algunos disparos por si acaso. Gul se lanza al ataque con
su enorme espada en alto, agarrándola con ambas manos, pero Let’ón bloquea su
primer mandoble. Y también el segundo y el tercero, pero ha dejado una abertura
que el gul aprovecha y le da una patada frontal con todas sus fuerzas al
gigante de Rak. Creo que el aspirante no tiene ni idea de lo cara que es una
armadura completa de astinum azul. Su patada obviamente no ha tenido ningún
efecto.
¡Oh!¡Mira eso!¡Sabía que el campeón
se había reservado al menos un disparo! Juraría que le ha dado en toda la cara.
De lleno y a quemarropa. Ahora mismo el último de los guls está inmóvil en el
suelo. Podríamos haber presenciado el fin de una especie. ¡Joder! Y ni siquiera
conocemos su aspecto. Las cámaras flotantes intentan buscar el ángulo adecuado
para verle el rostro, pero parece como si la misma luz temiese iluminarle la
cara. ¿Tan feo será?¿Tendrá cinco ojos?¿Berrugas?
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Creo que te equivocas amigo Siluro - intervino Dune por primera vez desde que
empezó el combate. - ¿Ves eso? Se está levantando. No me lo puedo creer. No
puede ser. Fíjate en su espada. ¿Está realmente flotando en el aire?
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¡Santo Rak! - exclamó Ork.
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Esto no ha terminado ni mucho menos - Sexto Siluro volvío a su tarea de narrar
la batalla. Ahora parece que la espada tiene vida propia. Gul ni siquiera se
mueve. Simplemente mira a su oponente. Diría que con fiereza pero vete tú a
saber. ¿Estará blandiendo su espada con la mente? Es posible. ¡Oh mierda! Debí
haber apostado por este tio. El que lo haya hecho se va a hacer rico. Let’ón
apenas puede bloquear los golpes con su espada. Por suerte aún tiene su escudo.
Pero les recuerdo que probablemente ya no tenga energía para disparar. Está en
una clara desventaja. No parece que pueda acercarse a Gul. La espada no deja de
dar un tajo tras otro. ¡Y ahí lo tienen! Ha conseguido impactar en el brazo
derecho del campeón. No se lo ha cercenado, pero la fuerza del impacto le ha
hecho soltar la espada. Ahora si que está perdido. Retrocediendo paso a paso.
Gul sigue inmóvil. No obstante la espada sí que se mueve hacia delante mientras
golpea sin descanso el escudo de energía. Y cada vez que lo hace saltan
chispas. ¿Cederá el escudo de energía? Yo no soy un experto, pero me da la
impresión de que no aguantará por mucho tiempo. Lo que, por cierto, no te pasaría
jamás con Escudos de Energía W. Úsalos para lo que sea, porque son los
mejores y más perfectos escudos de energía. Recuerda Escudos de energía W.
Nunca fallan. ¡Oh no!El escudo de Let’ón si que ha fallado. Ahora Gul, o mejor
dicho su espada, lo tiene a su merced. Pero ha dejado de atacar. La espada se
ha detenido a unos centímetros del rostro del campeón rakiense. Se mantiene,
amenazante, aún flotando en el aire.
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Yo creo que se ha detenido tan sólo para decidir como será el golpe de gracia -
opinó Slando Dune.
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Sí. Eso es lo que parece. Todo el estadio está en silencio. Esperando. La
cadena da la impresión de ser una serpiente voladora. Aún está enroscada al
menos un par de vueltas al torso de Gul. ¡Y ya se ha decidido! Serpentea y como
un aguijón enorme se clava en la pierna derecha de Let’ón. Lo lanza al aire. ¡Increíble!
Con una maniobra espectacular la cadena se ha enroscado al cuello del derrotado
rakiense, justo un momento antes de que éste cayera al suelo. Pretende
humillarlo hasta el final. El campeón, o quizás tengamos que referinos a él a
partir de ahora como el ex-campeón, intenta librarse de la cadena que pretende
ahorcarlo. Gul lo lanza contra el suelo, lo levanta y le vuelva a estrellar
contra la arena. Lo vuelve a sostener en lo alto. Todo acabará de un momento a
otro. El rakiense ya no intenta librarse de la cadena. Está inconsciente. La
espada se dispone a acabar con su miseria. Se prepara, colocándose en la
espalda de Let’ón. Y lo corta en dos por la cintura.
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Es increible que haya conseguido cortar la armadura de astinum azul como si
fuera mantequilla. Me pregunto, ¿de qué metal estará forjada esa espada?
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No tengo ni idea Slando. Y ahora va y tira la parte superior contra el público,
salpicándolo todo de sangre verde. Por si no lo saben, los rakienses tienen
hasta diez litros de sangre verde, muy viscosa. Si no fuera por el campo de fuerza
que protege a los espectadores, todos ellos habrían quedado pringados.
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Parece que ahora tenemos dos nuevos campeones. El misterioso campeón de Gul, y
nuestro compañero, Ork, que acaba de ascender a campeón de Rak. Dinos Ork, ¿Cuándo
vas a retar a Gul? Un momento, Siluro, ¿has visto a dónde ha ido Ork?
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Acaba de entrar en la arena. Y lleva consigo a todo un escuadrón de soldados
rakienses. Parece bastante molesto. Nunca creí que le molestase que alguien
matase a su hermano.
Los
militares que acababan de entrar vestían armaduras ligeras de color negro,
habituales en los ejecutores en acto de servicio, y no llevaban casco. Éstos se
encargaban de exterminar a aquellos criminales condenados que no tenían valor,
o eran demasiado peligrosos para ser gladiadores. Portaban rifles de plasma.
Todos excepto dos por cada escuadrón. Uno de esos cargaba un enorme cañón que
disparaba un continuo láser rojo bastante peligroso. El otro solía ir armado
con un lanzallamas, y en pocos casos, en lugar del lanzallamas cargaban con una
pesada ametralladora de proyectiles solidos de gran calibre. Éste era uno de
esos casos.
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Es más probable que esté enfadado porque le han arrebatado la oportunidad de
matarlo él mismo.
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Eso tiene bastante sentido amigo. Aunque después de lo que acabamos de
presenciar no creo que tenga ni la más minima posibilidad. Debería haberse
puesto la armadura. O tal vez me equivoque. Esto se va a convertir en una
ejecución improvisada. ¿Nadie va a parar esto?¿Dónde están las autoridades?
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Tienes que recordar que todos los sistemas rakienses están bajo el dominio del
campeón de Rak. Y ahora que Let’ón ha muerto, todos los militares en un radio
de cientos de años luz obedecen las órdenes de Ork. Justo o no, esa es la ley más
importante del Imperio Rak. Casi doscientos planetas. Si no consigue matarlo
hoy, con un escuadrón, estoy seguro de que pondrá precio a su cabeza y todos
sus ejércitos lo perseguirán hasta matarlo o hasta que Ork muera y sea
sustituido por otro.
El
escuadrón, una docena de soldados, se desplegó alrededor de Gul, quedándose Ork
frente al asesino de su hermano. A la izquierda del nuevo líder de los
rakienses estaba situado el soldado con el cañón láser. Y a su derecha el de la
gran ametralladora.
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¡Muerte! - gritó Ork.
A
su orden todos, incluso él con su pequeña pistola de plasma, abrieron fuego.
Los ejecutores eran una fuerza de élite. No sólo poseían las mejores armas y
las armaduras más brillantes y elgantes del imperio rakiense, también tenían el
mejor y mas intensivo entrenamiento. Con lo cual no fallaron ni un disparo. El
cuerpo del gul se sacudía y retorcía con cada impacto. El láser le cortó una
pierna. La pistola de plasma le dio de lleno en la cabeza. El pecho y el estómago
estaban llenos de agujeros de la ametralladora, por los cuales salían unas
pocas gotas de sangre. El humo ascendía de las quemaduras producidas por los
rifles de plasma. Gul, el último de su especie, cayó muerto al suelo. Su espada
se quedó clavada en la arena, a su lado. El silencio se volvió a adueñar del público
y de los comentaristas. Ya no había nada que decir.
Dos
soldados más entraron a la arena con una camilla para llevarse el cadáver. No
llegaron muy lejos. Sin previo aviso la espada saltó por si sola y les cortó la
cabeza a ambos. Siguió girando en el aire formando un círculo perfecto
alrededor de Gul. Tras un giro completo ya había matado dos soldados más. Al
primero le hizo un profundo corte en el abdomen y al segundo le cercenó el
torso, desde la axila derecha hasta el lado izquierdo del cuello. El resto de
soldados pudieron esquivarlo a duras penas agachándose o saltando hacia atrás.
A excepción de Ork, que se encontraba más cerca que los demás, al que la cadena
le dio un fuerte golpe en la cabeza, tumbándolo al suelo. Tras el segundo giró,
en el cual la cadena se alargó aún más, le cortó las dos piernas a un ejecutor
y partió en dos la ametralladora y el cañón láser. En el siguiente, cuando uno
de los hombres saltó para apartarse lo cortó en dos, desde el hombro derecho
hasta la ingle. En el cuarto, degolló a tres soldados que habían conseguido
reaccionar ante aquel tornado de metal, sangre y arena y estaban a punto de
disparar sus armas. No hubo un quinto giro. En lugar de eso, la espada ensartó
a uno de los hombres y lo utilizó de escudo contra los disparos para proteger
el cuerpo sin vida de Gul. Luego lo lanzó contra los cuatro que aún quedaban.
Los dos que estaban a cada lado pudieran dar un salto y apartarse, pero a los
dos del medio les cayó encima su compañero muerto. Ambos se golpearon en la
cabeza al caer contra lo que qedaba de la ametralladora y quedaron
inconscientes. Para evitar posibles problemas si se despertasen, la espada los
decapitó.
Tan
sólo Ork quedaba con vida, pero estaba en el suelo quejándose de dolor y sin
atreverse a levantarse. Su pistola había salido despedida al recibir el golpe,
y ahora estaba desarmado y a merced de la misteriosa espada sanguinaria, la
cual estaba parada en el aire sobre él, con la punta haciendo una ligera presión
en su cuello. El frío metal era lo único en lo que podía pensar en ese momento.
El orgullo le impedía rendirse, pero tampoco se atrevía a hacer ningún
movimiento.
El
futuro del imperio más grande de la Vía Lactea en el último millón de años está
en juego. Si Ork muere, los rakienses se quedarán sin un comandante supremo.
Para todos los presentes el tiempo pareció alargarse. Los comentaristas del
evento se habían quedado sin habla. Los que tenían boca estaban con la boca
abierta. Algunos de los que tenían manos se las echaban a la cara. Unos pocos
de los que tenían ojos apartaban la mirada, incapaces de ver lo que pensaban
que estaba a punto de ocurrir. Todos sabían que ninguno olvidaría jamás éste
momento.
La
espada comenzó lentamente a ascender, al parecer mostrando piedad y perdonando
la vida de Ork. Sin embargo, éste aprovechó la oportunidad para estirar su
brazo y alcanzar su arma. En el mismo momento que sus dedos tocaron la empuñadora
de la pistola, el filo de la espada se hizo paso, muy despacio, a través de su
ojo derecho, haciendo que los gritos de dolor del guerrero aterrorizasen a
todos los presentes. Al mismo ritmo la punta salió por la nuca y se clavó en la
arena. Aún se oía el eco de los últimos alaridos de terror que saldrían de la
boca del comandante rakiense, que gobernó durante menos tiempo que ningún otro
jamás. Pero la espada aún no había terminado con él. Siguió hundiéndose más y más
en el suelo, mientras lo salpicaba todo de sangre verde, y sólo paró cuando la
empuñadora golpeó la cara de Ork.
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¡Y aplaudan los que tengan manos, aplaudan! No creo que volvamos a ver un
combate tan sangriento como éste jamás - exclamó Dune.
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Dinos, Slando, ¿Qué es lo que nos espera ahora? El imperio rakiense necesita un
líder. Y hoy a perdido dos en tan sólo unos instantes. ¿Cuál es el futuro de éste
imperio de guerreros despiadados?
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Es díficil de decir, compañero. No hay precedentes de nada ni remotamente
parecido, pero supongo que es muy probable que pronto podamos asistir a un
torneo entre los rakienses de más alto rango - hizo una breve pausa para
escuchar a sus jefes por un auricular-. Parece que no tenemos tiempo para más.
Es hora de… un, un momento. Miren eso. Gul se está levantando. No parece
herido, ¿cómo es posible?¡Yo ví claramente como le cortaban una pierna!
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Eso sin mencionar la gran cantidad de disparos que le agujerearon todo el
cuerpo.
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De alguna forma ha sanado. Está caminando por su propio pie y se dirige a
recoger su espada. ¡Oh Rak!¡Menudo salvaje! La ha arrancado, pero en lugar de
levantarla lo que ha hecho es cortar en dos el cadáver de Ork, lanzándo al aire
un asqueroso montón de tripas, tierra y sangre - hizo otra pausa para escuchar
las órdenes de sus jefes por el auricular -. Seguro que todos nuestros
espectadores querrían ver una buena serie de repeticiones, pero lamentablemente
no tenemos más tiempo. Para aquellos que nos siguen desde sus naves o desde sus
casas, nos despedimos. Aquí en el Dark Colosseum, el mejor comentador de
deportes violentos, de deportes de verdad, y Durado “Sexto” Siluro les esperamos
siempre que estén sedientos de sangre.
Impasible,
espada en mano y con la cadena de nuevo enroscada varias veces al cuerpo y al
brazo derecho, Gul salíó por la puerta de la victoria.
Iván Lus
@LusDIvan
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